Lo que deben saber sobre los detectores de humos para hogares

Los detectores de humo son cruciales para garantizar la seguridad de los hogares y suelen instalarse en sistemas de alarmas inalámbricas para casa. Con el término humo nos referimos a un derivado de combustiones ineficientes con partículas suspensas como cenizas. Lo recomendable es llamarles detectores de incendios debido a que hay casos de combustiones que generan exclusivamente gases y que pueden detectarse con otros dispositivos como el sensor de monóxido de carbono. Si planean instalar sensores de humo en su hogar es importante que conozcan información sobre sus tipos y principios de funcionamiento.

Sensores convencionales, direccionables e inteligentes

Los detectores de incendios se agrupan en diversas clasificaciones, por ejemplo:

• Analógicos. Indican el nivel de la magnitud o sustancia medida como la concentración de elementos producidos durante los incendios.
• Pueden detectar la presencia y variación del humo, aunque no cuantifica su nivel.

Si se considera su uso en edificios residenciales, encontrarán los siguientes tipos:

• Detectores convencionales. Detectan fuego, humo, calor o sus posibles combinaciones y se colocan comúnmente en lazo. Indican la presencia de alarmas en las distintas áreas de detección.
• Detectores convencionales direccionables. Pueden detectar la presencia de humo, fuego, calor o cualquier combinación con una ventaja adicional: indican si hay alarma no por cada zona sino por cada elemento de detección, por lo que ofrecen mayor precisión y permiten elaborar mejores planes de acción para intervenir rápidamente.
• Detectores inteligentes. Se conectan en lazo y pueden cuantificar la existencia de humo, calor y fuego y reaccionar conforme a protocolos configurados previamente.

Los detectores de humo que se colocan en sistemas de alarmas inalámbricas para casa son asimilados en muchos países como opciones automáticas de detección de incendios para diferenciales de los manuales conocidos como pulsadores de emergencia.

Tipos según funcionamiento

Hay otra clasificación que agrupa los sensores de humo que no pueden faltar en oficinas y casas en los siguientes cuatro tipos según sus principios físicos y de operación.

Detectores ópticos

En su interior se transmite un rayo de luz que puede interrumpirse si el humo ingresa en ellos, lo que produce una alarma. Se trata de elementos puntuales que no pueden faltar en los hogares de adultos mayores y se fabrican en versiones digitales y analógicas. Suelen instalarse en los conductos de extracción de aire para detectar la existen de humo en las residencias, aunque también se usan en supermercados, cárceles, bodegas y plazas comerciales.

Hay tres subtipos de detectores ópticos y se diferencia según su detección, ya sea por dispersión del aire en un área o por oscurecimiento:

• Disponen de receptor y emisor que se colocan en la misma cámara, sin embargo, están separados por una pantalla y mediante la formación de un ángulo superior a los 90°, de modo que el rayo emitido no llegue al receptor. Si hay humo en la cámara, la luz emitida se refleja en las partículas de humo y alcanza al receptor, lo que activa la alarma. Es el subtipo más utilizado en los sistemas de alarmas inalámbricas para casa.
• Rayo infrarrojo. Integran un dispositivo receptor y emisor y un espacio entre ellos que al oscurecerse por el humo hace que solo llegue una fracción del rayo al receptor, lo que causa que su señal eléctrica se debilita y se active la alarma.
• Láser. Su haz detecta cuando la cámara de aglutinación se oscurece.

Detectores iónicos

Funcionan mediante un principio de ionización de aire en caso de que ingrese el humo en la cámara de detección. Son útiles para detectar humos que resultan invisibles a simple vista. Entre sus aplicaciones comunes se encuentran la industria química debido a que son sensibles a humos no visibles y llamas de crecimiento rápido. Es importante señalar que no operan cuando la velocidad del aire excede los 0,5 m/s. Su precio es más bajo que los detectores ópticos, aunque se usan menos y detectan partículas que son muy pequeñas para influir en la luz.

Integran una cámara de ionización con una cantidad menor a un microgramo de americio, un isótopo capaz de emitir radiación durante siglos y con gran capacidad para ionizar el aire. La radiación pasa al aire mediante una cámara abierta con do electrodos y permite una baja y continua corriente eléctrica. Si pasa humo en la cámara se disminuye la ionización del aire y se interrumpe la corriente, lo que activa la alarma. Es importante mencionar que la cantidad de americio en los sensores iónicos no representa un peligro para las familias.

Detector de radiación.

No puede considerarse como un detector de humo, pero sí de incendios, ya que detecta la presencia de radiación que producen los incendios por medio de distintos componentes electrónicos. Se recomienda su instalación en hogares con techos altos o recintos abiertos, además, producen alarmas con cierto tiempo de retraso, por lo que son preferibles los detectores ópticos.

Detectores térmicos

Tampoco son detectores de humo sino de incendios debido a que funcionan por la fusión de un elemento cuando hay altas temperaturas en el recinto. Su detección tarda, ya que se activan cuando se llega a los 68 °C, además, se recomiendan únicamente en recintos de hasta siete metros de altura. Se usan comúnmente cuando no pueden usarse dispositivos convencionales, por ejemplo, en garajes o cocinas.

Sin importar el tipo de detector que integren en su sistema de alarmas para casa, es importante que establezcan un plan de mantenimiento debido a que algunos son muy sensibles a la suciedad y pueden causar falsas alarmas. Son muy útiles en garajes y aparcamientos cerrados, sin embargo, se recomienda su instalación con sistemas de ventilación. Los sensores de humo y de CO o NO₂ en conjunto con los demás elementos de seguridad, pueden activar los dispositivos de ventilación si es necesario.

La solución tecnológica más avanzada hoy en día es el sistema que integra jet fans, que consiste en ventiladores de impulso diseñados para operar en caso de llamas. Otras opciones son los modelos centrífugos o axiales, que se instalan estratégicamente a lo largo de la superficie útil del aparcamiento y distribuyen el aire fresco obtenido de las zonas de aporte hasta las zonas de extracción y llevan consigo el humo y polución derivados de los incendios. Se trata de una solución con baja sección vertical que ahorra dinero en instalación, mantenimiento y construcción.

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